Sobre alrededor de 13 mesas hubo plátano, mellocos, uvillas, frutillas, tomate, cebolla, limón, naranja, rábanos, col, zapallo, lechuga, mora y muchos productos más. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
Con música y danza moradores de Carcelén, pequeños agricultores y directivos festejaron este viernes 14 el tercer aniversario de la feria ecológica ‘Frutos de Nuestra Tierra’. Lo hicieron en la Súpermanzana C, norte de Quito.
El festejo empezó a las 09:00 con la presentación de grupos de danza. Se dio paso al encuentro artístico-cultural tras la venta de una serie de productos locales que semana tras semana llega a ese barrio desde distintas comunidades de Imbabura y Pichincha.
Sobre alrededor de 13 mesas hubo plátano, mellocos, uvillas, frutillas, tomate, cebolla, limón, naranja, rábanos, col, zapallo, lechuga, mora y muchos productos más.
De acuerdo con Wladimir Cabascango, presidente del barrio, la feria ecológica se realiza desde hace tres años con el objetivo de fomentar el consumo de productos orgánicos en beneficio de la salud y para incentivar la producción local.
Con los réditos de las ventas semanales los emprendedores mantienen a sus familias y, en algunos casos, han logrado incrementar la producción. Ese es el caso de Isidro Chicaiza. “Antes trabajaba en un espacio pequeño. Ahora lo hago en un terreno más grande”, contó.
Los productos que se venden cada viernes, desde las 05:30, se cosechan el día anterior, es decir, el jueves. “De la mata a la olla”, dijo Chicaiza, conocido por vender las frutillas más sabrosas de la feria, según los moradores.
Las papas, moras, cebolla y de más productos se comercializan en esa feria desde hace tres años tras cumplir con una serie de requisitos. Todos son producidos orgánicamente, respetando los ciclos de la tierra. Están libres de agroquímicos.
Los costos, según Fanny Bermeo, moradora, son económicos y justos. “Encuentra productos a menor precio y con la seguridad de que están libres de químicos”. Esas, precisamente, son las razones por las que habitantes de barrios como El Dorado, Calderón y Carapungo visitan la feria todos los viernes. Otro punto a favor de esos productos, según Cabascango, es que duran más tiempo dentro de la nevera.
El representante del barrio contó también que la feria surgió para fomentar la unión entre los vecinos, pues mientras compran hablan sobre las necesidades del barrio. “La feria se ha convertido en un punto de encuentro”, señaló Bermeo.
Eso se evidenció la mañana de hoy. Tras abastecerse de productos hombres y mujeres se reunieron a un costado de la feria para disfrutar del talento de los grupos danza y música andina y afroecuatoriana: Nuevo Amanecer (Carcelén, Quito), Renacer Afro (Mascarilla, Valle del Chota) e Inti Wayra (Centro Cultura l La Choza, Ibarra).
De acuerdo con los organizadores, se estima que entre 500 y 600 personas visitan la feria cada viernes.