Los vecinos de la carretera Panamericana, de Huaycopungo y Tocagón, exigen la instalación de los pasos peatonales. Foto: Francisco Espinoza para EL COMERCIO
Viernes, 13:30. Varias personas cruzan corriendo la vía Panamericana norte (E-35), en el sector de Natabuela, cantón Antonio Ante, en Imbabura, pese a que a pocos metros hay un puente peatonal.
“Es que el paso elevado está situado a una cuadra de mi casa”, dice Antonio Tarapuez, vecino del sector, para justificar su arriesgada maniobra.
Otras personas, en ocasiones acompañadas de niños, aseguran que el puente es muy alto, que tienen que dar varias vueltas por la rampa -en forma de caracol-, o que simplemente están de apuro.
La imagen se repite todos los días en Otavalo, en el ingreso al lago San Pablo y en Espejo.
Contrariamente, en otros sectores aledaños a esta vía rápida, los moradores solicitan la urgente construcción de puentes peatonales.
Entre sus argumentos están los permanentes accidentes de tránsito. Según el sistema de seguridad ECU-911, de Ibarra, de 1 126 accidentes de tránsito que ocurrieron de enero a mayo de este año, 73 sucedieron en la autovía Ibarra-Otavalo.
Ahí están incluidos choques y atropellamientos. De ellos, en 16 sucesos hubo heridos.
Hace 15 días los vecinos de Huycopungo y Tocagón, cantón Otavalo, realizaron un plantón al filo de esta ruta que fue ampliada de dos a seis carriles.
Exigían que se coloque un paso elevado para que los 1 500 habitantes de estas dos localidades puedan cruzar la carretera con seguridad.“Hay niños y adultos mayores que no pueden transitar corriendo de un lado al otro. Además, durante la campaña de difusión de las obras de ampliación de la Panamericana -en el 2014- nos ofrecieron varios puentes”, explicaba Rosa Otavalo, una de las protestantes.
Los campesinos también exigen que el cruce vehicular de un corredor al otro se mantenga abierto, pues los constructores han cerrado varios pasos que conectaban a los poblados de una orilla a otra.
Según Jaime Pérez, director del Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) de Imbabura, los pasos elevados para el tránsito de personas y semovientes son obras complementarias a la ampliación.
Explica que una vez terminados estos trabajos en la carretera, los parterres y las cunetas, se colocarán los puentes peatonales que restan.
En tanto, asegura, hay 15 en la autovía Ibarra-Otavalo, 3 de los 5 previstos en la vía de Circunvalación de Otavalo.
En el tramo Otavalo-Cajas, en la frontera entre Imbabura y Pichincha, están dos de los 10 planificados. También se construirán 5 en el ramal Ibarra-El Juncal (El Chota), hasta el 2022, según el cronograma.
Por lo pronto las tareas de ampliación de la carretera E-35 avanzan de acuerdo con el nuevo contrato suscrito entre el Estado y la constructora Panavial, concesionaria de la vía.
Según Paúl Champutiz, director del MTOP, de Carchi, en agosto del año pasado se suscribió un acuerdo para concluir las obras pendientes en la Panamericana. En una primera fase que va entre el 2017 y el 2022 se trabajará en el tramo Rumichaca (Carchi)-Riobamba (Chimborazo). Se prevé invertir USD 1 100 millones.
En Carchi, esta fase contempla 22 kilómetros entre El Juncal y Bolívar. Ahí se instalarán 12 puentes peatonales hasta el 2019. Aún no se coloca ninguno porque primero se debe concluir la ampliación de la carretera de dos a cuatro carriles.
Además, se está realizando la construcción de cunetas laterales, la colocación de la carpeta asfáltica en varios tramos y la instalación de señales complementarias, explica Champutiz.
Los puentes y los cruces de una vía a otra responden a estudios técnicos y necesidades de los habitantes de los poblados, indicó Jaime Pérez.
Él comenta que mientras avanzan las obras se abrieron arbitrariamente varios de estos cruces, denominados puntos de giro. En algunos de ellos habrían ocurrido accidentes de tránsito, según los técnicos.
En la Mesa de Tránsito de Imbabura, que integran la Agencia Nacional de Tránsito, MTOP, Policía y la Empresa Pública de Movilidad del Norte, el hecho de que los peatones crucen la vía junto a los pasos peatonales es una costumbre difícil de corregir.
En varios tramos de la carretera Panamericana, como en el acceso a Cotacachi, se han instalado mallas en el parterre central para evitar que las personas crucen la calzada y arriesguen sus vidas.