Los danzantes autóctonos de la comunidad desfilarán el 18 de junio por las calles principales calles de Pujilí. Foto: archivo EL COMERCIO
Los comerciantes, artesanos y autoridades del cantón Pujilí (Cotopaxi) se preparan para las fiestas del Corpus Christi, la tradicional celebración religiosa que se realizará del 7 al 15 de junio próximo.
Quienes confeccionan los complejos trajes de danzantes -los personajes principales de esta fiesta- y de los bailarines que los acompañan ultiman los detalles de esta vestimenta.
Las hermanas Consuelo y Magdalena Tipanluisa son dos de las modistas que tienen a su cargo este trabajo, que cumplen en su modesto taller del barrio Oriental.
Los cajones de los aparadores lucen llenos de pantalones, chalinas, faldas, faldones, fajas y otros accesorios. Los hilos, telas, espejos y encajes están guardados en cajones cerca de las dos máquinas de coser. “Tengo ocho trajes de danzantes que confeccionar para estas fechas”, dice Consuelo.
Estas prendas serán alquiladas para las celebraciones que se realizarán en los centros educativos, instituciones públicas, en los barrios de Ambato, Salcedo, Latacunga y en las comunidades de Pujilí.
Consuelo intenta conservar las mismas decoraciones que lucen los danzantes en las zonas rurales, pero no siempre es posible. “Algunas cosas se cambian, porque los materiales ya no existen”.
La vestimenta de los tushug, que significa en español bailarín, sacerdote o hacedor de la lluvia, consiste en un faldón y camisa blanca. También, tienen una pechera -que representa la chacana o cruz andina- que está cubierta de espejos y oropeles (falso oro).
En la espalda va una banda de siete colores, que representa al arcoiris y que está unido al cabezal, el vistoso artículo que los danzantes llevan en su cabeza. El adorno tiene símbolos que se asemejan al sol, la luna y a las deidades en las que creían los antepasados.
Todo el traje se adorna con cascabeles y campanas que van en los pies y se cree que son los que llaman la lluvia, para purificar el ambiente y la fiesta. “En un traje nos demoramos 30 días. Las telas brillantes y los materiales para adornar son adquiridos en los mercados de Ambato, Latacunga y Quito”, cuentan las modistas.
El danzante es un personaje inspirado en la época prehispánica por la gran cantidad de detalles dorados, piedras de colores y espejos. Según los conocedores de esta historia, los indígenas a quienes llamaban tushug se vestían así para adorar al Taita Inti o Padre Sol.
El investigador Hugo Albán explica que las sacerdotisas o Mama Danzas de la época del incario enseñaban a bailar a los danzantes. “Los hombres que realizaban el ritual ancestral eran fornidos, porque bailaban ocho días antes y ocho días después. Con la llegada de los españoles cambiaron a la fiesta del Inti Raymi por Corpus Christi y las joyas de los atuendos fueron reemplazadas por bambalinas”, explica Albán.
Las autoridades del Municipio de Pujilí se encargan de las jochas (invitaciones) a los priostes principales de esta festividad. Según el Departamento de Cultura, cuentan con un presupuesto inicial de USD 200 000 para todos los gastos de esta celebración.
Los rubros serán utilizados en el pago a los artistas, atención a las delegaciones internacionales que participen en el desfile, los programas religioso y para la difusión de los programas. “Contaremos con el aporte de instituciones privadas del cantón Pujilí y también de los priostes”, asegura el director Juan Albán.