Efectos visuales y la recreación de una y otra ‘batalla final’ destacan en el Episodio VIII.
Como una saga precursora de los efectos especiales, el uso del maquillaje y la creación de criaturas fantásticas, ‘Star Wars: Los últimos Jedi’ funge como un pionero que cosecha los beneficios de los últimos avances tecnológicos en un deslumbrante despliegue de efectos visuales por 152 minutos.
El director Rian Johnson ha hecho una sucesión de guiños nostálgicos a esta octava entrega, pero las referencias parecen aludir también al cine comercial de los últimos años. Una escena del espacio abierto recuerda a la inquietante belleza de ‘Gravedad ‘(2013) y tiernas criaturas de grandes ojos, al estilo de ‘Minions’ (2015), son una suerte de híbridos entre búhos y pingüinos.
La ‘Guerra de las Galaxias’, Episodio VIII, sitúa al espectador inmediatamente después de los hechos ocurridos al final de ‘Star Wars: El despertar de la fuerza’ (2015). Tras la música exultante y las clásicas frases de contexto -“Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana”- , la historia arranca con una nueva batalla espacial entre la Resistencia y la siniestra Primera Orden.
Una guerra -persecución- que se sostiene a lo largo de las más de dos horas y media de largometraje, con otras historias en segundo plano. La principal se centra en la joven chatarrera Rey (Daisy Ridley), en busca del legendario -y reticente- Maestro Jedi Luke Skywalker (Mark Hamill). La película descoloca la clásica relación de maestro y alumno, que se invierte a través de un proceso de autoaprendizaje. “El maestro más grande, el fracaso es”, recuerda uno de los personajes más entrañables de la saga.
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Rey mantiene una relación de lucha y afinidad, duda y conexión, con Ben Solo, convertido en el malvado Kylo Ren (Adam Driver), líder de los Caballeros de la Primera Orden. La cinta escenifica una y otra vez la lucha entre el bien y el mal (e incorpora también enfrentamientos entre los miembros de un mismo bando), con una pasmosa capacidad de recrear una tras otra, sorpresa tras sorpresa, la que parece la batalla final.
El filme está plagado de revelaciones para los fanáticos, que en el preestreno de la noche del pasado miércoles estallaron por momentos en gritos y aplausos de celebración, o entraron en silencios de expectación. El humor infantil de la película, que ridiculiza a villanos y da una respiro a los héroes, arrancó también carcajadas.
Este cine se antoja también influenciado -retroalimentado- por los lenguajes y las herramientas de expectación de series de televisión como ‘Juegos de Tronos’. El octavo episodio articula el fin de una etapa y el comienzo de muchas entregas más. “Esta guerra no ha hecho más que empezar”, dice un envejecido Luke Skywalker.
Escena célebre
Versión. La mítica escena de la cantina del Episodio 4 tiene una nueva contraparte, esta vez en un sofisticado casino de criaturas rocambolescas.
Entre dos aguas
Actores. La cara conocida de Carrie Fisher (Leia), contrasta con la nueva de Benicio del Toro. Óscar Isaac y
John Boyega están en el elenco.