El conjunto de danzas costeñas es dirigido por el escritor y folclorista Wilman Ordóñez Iturralde. Foto: Cortesía Retrovador
Un pasacalle, una polca cruzada y el ritmo del zapateo con golpe de tierra hacen parte de los tres nuevos bailes presentados por la compañía de danzas folclóricas costeñas Retrovador.
El grupo guayaquileño celebra 30 años de creación con coreografías que han sido extraídas de la tradición oral montuvia o montadas a partir de la proyección estética. El método les ofrece libertad para representar artísticamente al campesino costeño, a través del baile. El conjunto celebró el aniversario con una gala gratuita en el Teatro de la Casa de la Cultura del Guayas la semana pasada en Guayaquil y prepara para diciembre dos presentaciones más.
En el primer baile, cinco parejas presentaron una caracterización de la siembra y la cosecha, marcada por el zapateo o el golpe de tierra, un símbolo del trabajo del hombre y la mujer del litoral campesino, una herencia andaluza transformada en folclor local. Los bailarines ondearon sus sombreros de paja en lo alto, mientras las mujeres dibujaban formas con coloridas polleras alrededor, con momentos de taconeo y bailes de pareja.
El segundo baile, un pasacalle en honor a la provincia de Los Ríos, fue diseñado y montado por el coreógrafo de la compañía, Byron Prieto. “Tenemos como custodios a nuestros adultos, que nos han hecho comprender las formas antiguas de bailar”, dice el coreógrafo. El tercer baile es el de ‘La puerca raspada’, una canción recuperada y grabada por el grupo, con maracas, guitarra, vientos y tambor. “Montuvio que está bailando con la punta y el talón, así como me lo enseñaron en la fiesta de Ramón”, dice uno de los versos.
El escritor y folclorista Wilman Ordóñez, director de Retrovador, recuperó el tema en uno de sus libros, Porteños. La letra se la confió la bisabuela del investigador, Mercedes de Viteri, quien vivió hasta los 103 años y le cantaba canciones.
Los bailarines lucieron un atuendo más informal que el de los primeros bailes para la polca cruzada, un ritmo con orígenes en la polka checa, al que los montuvios le han dado alegría en el baile, con grandes saltos y un tono burlón. “Hay sonoridades y formas de bailar que son nuestras, que son propias, que si bien llegaron de Europa ya no son europeas, ni españolas, son de los montuvios, son del Litoral, son de Guayaquil”, asegura Ordóñez.
El investigador renovó el compromiso de impedir que la tradición de los bailes folclóricos costeños desaparezca. Tras las coreografías de Retrovador se presentaron conjuntos invitados como el Ballet Folklórico Inti Raymi, de Ambato, y el Ballet Folk Contemporáneo Spondylus, de Manta.
En la gala, el empresario Sergio Cedeño Amador, un impulsor del folclor costeño, conocedor del agro y sus costumbres, fue nombrado presidente honorario de la Compañía Retrovador.