Los médicos han aprendido a realizar partos verticales con técnicas ancestrales. Foto: Archivo / EL COMERCIO
Rosa Colta no sabe cuántos niños ha ayudado a traer al mundo en los 33 años que ha laborado como partera de la comunidad de Angla y del hospital San Luis de Otavalo, en Imbabura. A sus 50 años, la mujer indígena rememora que aprendió el oficio de matrona de su abuela materna.
La acompañaba en sus recorridos por las casas en el campo, atendiendo a las parturientas. Colta es una de las mujeres que ha entrado en contacto con médicos especialistas para realizar partos interculturales. En los quirófanos, la información aprendida por culturas ancestrales entra en contacto con aquella enseñada en las aulas universitarias. En esa profesión, Colta desarrolló la capacidad para evaluar a las futuras madres y acompañarlas en el alumbramiento.
Colta labora en la casa de salud de lunes a viernes. Los hospitales San Luis, de Otavalo; Asdrúbal de la Torre, de Cotacachi, y el Subcentro de Salud de Lita, de Ibarra, ofrecen el servicio de medicina ancestral para el parto.
En estas jurisdicciones se trabaja bajo esta modalidad, junto al denominado parto horizontal que es atendido por los obstetras, debido al alto porcentaje de población indígena: kichwa en Otavalo y Cotacachi , y Awá en Lita.
En esas clínicas se han acondicionado tres salas para los partos. Una está equipada con equipo de cirugía, en caso de que se requieran operaciones como cesáreas. Otra, con mesa ginecológica para los partos horizontales, con la ayuda de un obstetra. Y una más para el parto vertical, en que las parteras apoyan a los médicos.
En el muro de la última sala hay tres tubos en los que las mujeres que van a dar a luz se sostienen mientras alumbran en cuclillas. A pesar de que en el hospital de Otavalo hay una sola partera y en los otros no hay comadronas de planta, existe una red de colaboradoras que prestan sus servicios especialmente en la zona rural, antes, durante y después del alumbramiento.
Para seguir los procesos de embarazo, parto y posparto, las parteras utilizan una hoja en la que anotan los nombres y la situación del paciente. Ese material, que sirve de guía al médico, regresa a las comadronas con recomendaciones que realiza el galeno. Este documento ganó, en el 2013, un premio de la Organización Mundial de la Salud a las buenas prácticas de atención de salud intercultural.
En Otavalo hay 50 parteras en capacitación y 16 organizadas en la Asociación Pakarichi Mamakuna, que coordinan su actividad con el Hospital San Luis de Otavalo.
A muchas madres aún les gustan traer a sus hijos en sus casas. Sin embargo, las parteras recomiendan a las futuras madres visitar los hospitales especialmente cuando se trata de mujeres que van a dar a luz por primera vez o tienen la edad muy avanzada.