La Huella cacaotera sobrevive en el ‘París chiquito’

Rubén Caicedo y Mina Bustamante, de la hacienda Rancho Grande. Foto: Enrique Pesantes/ EL COMERCIO.

Rubén Caicedo y Mina Bustamante, de la hacienda Rancho Grande. Foto: Enrique Pesantes/ EL COMERCIO.

Rubén Caicedo y Mina Bustamante, de la hacienda Rancho Grande. Foto: Enrique Pesantes/ EL COMERCIO.

Hasta la hacienda y el recinto Rancho Grande, en la zona rural de Vinces (Los Ríos), han llegado chocolateros y documentalistas suizos, rusos y japoneses en busca de los secretos de producción del cacao nacional fino de aroma, Cacao Arriba, una denominación de origen del producto ecuatoriano que el cantón reclama como suya.

Los documentalistas japoneses estuvieron una semana en la finca y se bañaron en chocolate, cuenta Mina Bustamante, copropietaria de la hacienda. Ellos probaron algunas de las creaciones de su hija, la chef Gisella Caicedo, quien prepara platos como gallina con adobo de cacao, o risottos y camarones con salsa de chocolate.

Pero con 20 hectáreas -60 de una asociación de 27 productores del recinto Rancho Grande-, la hacienda es una isla en medio de grandes extensiones de cultivos de banano en la parroquia rural Antonio Sotomayor, donde las bananeras han ido desplazando a la tradición cacaotera. Una realidad atribuible a los bajos precios del quintal de cacao seco, que se comercializa en USD 65.

“Estamos muy lejos de la época de oro cacaotera (fines del siglo XIX e inicios del siglo XX), cuando los dueños de haciendas conocidas, como Gran Cacao, eran tan ricos que vivían seis meses en Francia y seis en Ecuador. El conde de Mendoza, un tío de mi abuelo, compró incluso el titulo nobiliario”, dice Bustamante, vinceña experta en la cocina montuvia.

El cantón está ligado a la cultura europea por el vínculo que tuvo con Francia, sobre todo con París, por la comercialización de la pepa. La ciudad cuenta con una pequeña réplica de la torre Eiffel. Los puentes colgantes sobre el Vinces, los comercios que copan las calles del centro y el tránsito de tricimotos marcan la actividad cotidiana del la ciudad, en cuyas calles aún se secan pequeñas cantidades de la llamada ‘pepa de oro’.

Los autos portan calcomanías con la torre y la marca de la denominación popular de ‘París chiquito’, que identifica a la ciudad, aunque el Municipio impulsa también la marca de ‘Vinces, origen del cacao’. “Como Municipio queremos remarcar nuestra historia”, dice Blanca Medina, del área de turismo y cultura del Cabildo. “La esencia misma de Vinces es cacao, es un producto que nos dio mucho prestigio y que nos sigue enorgulleciendo”.

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