La fiesta incluye misas y romerías en lanchas de fibra de vidrio en las costas de las poblaciones pesqueras. Fotos: Marcel Bonilla/ EL COMERCIO
Una imagen de la Virgen del Carmen, de 12 metros de altura, está en el muelle de la comunidad de Rocafuerte, cantón Rioverde, en el norte de la provincia de Esmeraldas.
A sus pies, un grupo de hombres y mujeres le canta arrullos, acompañados de bombos, cununos, guasás y maracas. Son cantos de agradecimiento por su protección.
El 16 de julio de cada año, cientos de devotos organizan peregrinajes hasta Rocafuerte, donde está la imagen de la Virgen, a la que honran con flores y música.
A lo largo de la Costa, los pescadores tienen a la Virgen del Carmen como su patrona, por eso, una semana antes de esa fecha, dejan de faenar para dedicarse a preparar las fiestas.
Los afroesmeraldeños realizan una romería en tierra, cantando arrullos; luego se embarcan en sus canoas adornadas con flores y frutas. Sobre ellas van las cantoras y los músicos cantando arrullos.
Esto sucede en poblaciones como Santa Rosa, El Bajito,
Limones, La Tola, Rioverde y San Lorenzo, donde hay una importante concentración del pueblo afroesmeraldeño.
Esta etnia celebra fiestas religiosas como Navidad, Semana Santa, Fieles Difuntos, así como santos populares como San Antonio, Virgen del Carmen, de La Merced y San Martín de Porres.
El arrullo consiste en versos cantados por reconocidos artistas en esta actividad, como Rosa Wila y Sonia España.
Una de las características de estas celebraciones es la alegría cuando se arman las balsas para participar de las romerías. Ahí se escuchan cantos mientras se arreglan los navíos donde irá la Virgen.
En la noche de la víspera a la celebración se reúne la gente a rezar e iniciar con el canto, que les corresponde a las mujeres, hasta el amanecer. Los hombres acompañan con los instrumentos tradicionales.
El antropólogo Adison Guisamano explica que estas fiestas empiezan con la novena (nueve días). La Virgen es llevada por las calles del pueblo junto a sus fieles, que recogen limosnas para cubrir los gastos que demanda la celebración.
Wilfrido Ayoví, uno de los celebradores de la Virgen del Carmen, dice que en El Bajito, un poblado de Limones, en la víspera se reúne la gente a rezar y cantar hasta al amanecer. “La voz y el bombo deben estar bien afinados para esa noche, durante el recorrido por la calles del pueblo y en las lanchas cuando llevamos por el mar a nuestra Virgen”.
Los fiesteros o padrinos organizan concentraciones en sus casas en las que reparten canelazos para resistir la fiesta desde la noche, y en la mañana realizan en todas las procesiones con la imagen.
Uno de estos recorridos, considerado como los más antiguas en Esmeraldas lo realizan los comerciantes del mercado, que organizan una fiesta que incluyen misa, actos deportivos y presentaciones de arrulladores a la Santa.