Jossie Guevara, estudiante de la Universidad Católica, narró leyendas en la Casa de la Cultura del Guayas. Foto. EL COMERCIO
Tiene un pie de molinillo y el otro como el de un bebé. Es una suerte de mujer monstruosa, un espíritu peligroso del bosque conocido como La Tunda, la misma palabra que se utiliza en la región para referirse a una paliza.
“Se lleva a los niños desobedientes o a los que no han sido bautizados y a los hombres trasnochadores e infieles”, contó Jossie Guevara a un grupo de niños de Guayaquil.
La leyenda de la tradición oral de la provincia de Esmeraldas dice que La Tunda engaña a sus víctimas tomando la apariencia de un ser querido para llevárselas al monte y sacarles la sangre, las alimenta con cangrejos para conservarlos con vida en un trance conocido como ‘entundamiento’. Sus víctimas, los ‘entundados’, terminan aprendiendo a querer a ese ser monstruoso.
La Tunda fue una de las historias narradas en el taller infantil Afroleyendas, que se realizó recientemente en la Casa de la Cultura Ecuatoriana, núcleo del Guayas (Cceng), con el objetivo de acercar a los niños guayaquileños a las tradiciones de la cultura afroecuatoriana.
El programa hizo parte de la Semana de la herencia afro, una serie de actividades organizadas por estudiantes de la cátedra Animación Cultural II de la Facultad de Filosofía de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil.
Guevara lució un turbante, una colorida pollera y una blusa ancha, para narrar leyendas con moraleja. Historias como La Tacona, también tradicional de Esmeraldas, con la que sugirió a los niños no hablar con extraños.
La estudiante de comunicación social que ofició de narradora es guayaquileña y tuvo que investigar sobre las tradiciones orales del Pacífico norte para contar las historias, una oportunidad para acercarse a sus orígenes afroecuatorianos y reafirmar su identidad, dijo.
La narradora se mostró emocionada de ser portavoz de historias que han sobrevivido de generación en generación. “Es bueno que nos apeguemos a nuestras etnias, me siento orgullosa de mis raíces y mi color de piel”.
Tras la sesión de narración los estudiantes universitarios entregaron a los niños dibujos para colorear con figuras representativas como el instrumento de la marimba y una pareja con la vestimenta tradicional de los bailes folclóricos del Pacífico norte.
Verónica Lombeida, integrante del grupo organizador, mencionó que con la semana de actividades quisieron ahondar en quiénes son los afrodescendientes, de dónde vienen y hacia dónde van.
“La idea con los cuentos es que los niños conozcan estas leyendas esmeraldeñas y que se puedan identificar, y de alguna manera, reconocerse en ellas”.
Rosa Elena Pogo, directora del programa de formación de lectores Sueños de papel de la Casa de la Cultura del Guayas, señaló que la entidad estuvo abierta a participar del evento porque está a tono con un programa mensual de la Casa denominado Cuentos a media luz, un espacio de recuperación de la tradición oral de los pueblos del país.
“Para nosotros es fundamental que nuestra niñez y nuestra gente viva estas leyendas, que las conozca y que aprenda a amar lo suyo, porque son parte de nuestra cultural”, indicó Pogo, coordinadora de la Unidad de Eventos Educativos de la Cceng. La institución cuenta con una biblioteca que recoge historias de la tradición oral de todo el país.
Como parte de la Semana de la herencia afro, el historiador y genealogista guayaquileño Ezio Garay Arellano ofreció la conferencia Trascendencia del pueblo afro en el Ecuador.
Él ponderó el valor de las actividades como una forma de fomentar la integración y de luchar contra la discriminación.
“Es un grupo étnico que ha sido por años relegado, es un reconocimiento para el pueblo de origen esmeraldeño, pero también para que reconozcamos lo que tenemos de afro”, explicó el historiador.
“Somos el producto de una triple mezcla, un mestizaje del cual ningún ecuatoriano escapa, unos tenemos más y otros menos de estos tres grupos étnicos (la herencia europea, la de nuestros nativos y la africana) que hacen parte de la etnicidad ecuatoriana”.
La semana de actividades se enmarcó en el Decenio Internacional de los Afrodescendientes declarado por Naciones Unidas para el período 2015-2024, que busca fomentar justicia, reconocimiento y desarrollo a la diáspora africana, y persigue la reparación histórica para esta población.