Es facultad del primer mandatario consultar al pueblo los temas que considere trascendentes para los intereses de la nación; en consecuencia, no puede hacerlo de todos y tiene que priorizar algunos para la interrogante final. Entre los excluidos para escuchar al pueblo, en febrero del 2018, están los relacionados con la política internacional del Ecuador. En consecuencia, no puso en consideración del voto popular su estrategia respecto al caso más difícil del continente como es el de Venezuela. Esta situación requiere explicaciones del gobierno respecto a los sucesos que vive el pueblo en ese país. No fuimos parte de la Cita de Lima y observamos de lejos el pronunciamiento al respecto de la CIDH. Somos distantes de la situación económica y social de ese país y de un escenario donde se adelantan las elecciones con solo candidato. Con el agravante de que el denominado “Carnet de la patria” que es válido para el abastecimiento de los productos básicos se lo consigue junto a las urnas electorales. Novedoso: Elecciones y comida. En estas circunstancias urge un pronunciamiento del Presidente de la República, no de la segunda mandataria ni de la canciller.
Si hubiere sindéresis, sería pertinente eliminar el artículo 3 de la Carta de Conducta del presidente Jaime Roldós: “Reiterar el compromiso solemne de que el respeto de los derechos humanos, políticos, económicos y sociales constituye norma fundamental de la conducta interna de los Estados del Grupo Andino y que su defensa es una obligación internacional a la que están sujetos los Estados y que, por tanto, la acción conjunta ejercida en protección de esos derechos no viola el principio de no intervención”.
En el escenario post consulta popular, en política exterior, el régimen se ubica en un escenario internacional muy peculiar. Es amigo de los bloques que lidera la política de occidente como Estados Unidos y la Unión Europea, pero al mismo tiempo simpatizamos con el bloque de Putin y somos partes sino activa, por lo menos simpatizantes, del sector chavista de América. Apoyándonos en la historia somos como un país “no alineado”, pero muy diferente a los que lideraron al principio de la “Guerra Fría”: Tito, Nehru, Nasser y otros líderes que aspiraron que sus países pongan una valla a las pretensiones hegemónicas soviéticas sin ampararse en las banderas occidentales de la guerra. No aplaudimos a Maduro, Diosdado Cabello y a la sospechosa- por sus vínculos- cúpula militar de Venezuela, pero solo nos falta como gobierno aplaudir las elecciones adelantadas de un solo candidato. Para ser coherentes debe invita al presidente de la bolivariana república a un recorrido por el Ecuador para repasar las grandes ayudas de los tiempos dorados del chavismo. Deben empezar por las arenas de la Refinería del Pacífico y culminar con una solemne visita al edifico de Unasur en la mitad del mundo, previo saludo al personaje histórico que alumbra la entrada de la mole arquitectónica.