Se imponía un nuevo director del Diario El Telégrafo que le diera “independencia editorial basada en los intereses de la ciudadanía y no de un partido político o Gobierno”, en opinión hecha pública de Fernando Larenas. Interpretaba así el pensamiento del señor Presidente Lenín Moreno al asumir tal dirección. Es de advertir que quienes dirigen actualmente Alianza País no estuvieron de acuerdo en que El Telégrafo fuera un diario independiente, más aún cuando se ha manifestado la voluntad que el importante diario guayaquileño no dependa económicamente del Gobierno de turno.
Fernando Larenas fue Editor General del Diario EL COMERCIO desde el 2008 hasta el 2014 en que renunció, manteniendo eso si su artículo de opinión semanal, hasta el presente. Eso de la independencia editorial basada en los intereses de la ciudadanía y no de un partido político o Gobierno, Fernando Larenas lo tiene gravado en la hoja de ruta de lo que ha sido su vida como periodista de opinión o de editor general de un diario que por su independencia es respetable.
Con el paso de los años voy llegando al convencimiento que a la democracia liberal llegan, a veces con los últimos respiros, los que lograron salir del pantano de los dogmas en que se iban hundiendo. Dogmas y esas realidades indefendibles. Tal el caso de Jorge Edward y de Roberto Ampuero, chilenos, y de miles de periodistas y escritores de todo el mundo. Son aquellos hombres sabios que todo lo perdonan y todo lo comprenden como resultado de la condición humana de la que están hechos ellos y el prójimo. Incapaces de odiar. Sereno, pensativo, de expresión afable, así le conocí a Fernando en EL COMERCIO y así se nos presenta en la tertulia de lectores que mantenemos por casi una década.
Somos doce los de aquella tertulia. Todos con el hábito de la lectura, convencidos de que ha sido una fortuna encontrarnos, departir y compartir con iguales. Hemos concluido por conocernos. Los libros que luego de leídos los ofrecemos a nuestros pares, con los comentarios que nos han merecido, nos pintan de cuerpo entero.
Diferencias de opinión que jamás llegan a enfrentamientos, convencidos como estamos que disentir es un derecho al que hay que respetar. Debo ponderar el acierto que tuvimos al invitarle a Fernando Larenas a que se integrara a este grupo de lectores, en el que los más somos médicos, y nadie está para pontificar.
Como le conocemos bien debemos ponderar igualmente el acierto del presidente Lenín Moreno al encomendarle la dirección de El Telégrafo a quien por su historia personal se halla más allá de sectarismos que desfiguran todo empeño revolucionario. Son los demócratas liberales los convencidos de que sin libertad de expresión no hay imperio de la ley y que a la justicia social tan solo puede llegarse cuando los hombres son iguales ante la ley.