FF.AA. y frontera norte

Si bien desde la firma de la paz con el Perú las Fuerzas Armadas cambiaron sus prioridades y se redimensionaron, el recrudecimiento de la inseguridad en la frontera con Colombia obliga a hacer una revisión sobre sus condiciones y sus tareas.

Los militares han tenido un papel activo en los últimos 19 años, para mitigar en zonas de difícil acceso las consecuencias de la aplicación de planes de lucha contra las actividades delictivas, en especial contra la narcoguerrilla.

Las tareas de patrullaje en una frontera permeable en la que los grupos armados entran y salen para proveerse, descansar o ejecutar sus actividades ilícitas, han sido constantes y se han realizado en condiciones difíciles.

La Armada y el Ejército acusan, empero, la necesidad de equipamiento con el cual enfrentar las acciones delictivas crecientes, sobre todo a raíz del acuerdo de paz en Colombia que supuso la desmovilización de las Farc.

El estallido de un coche bomba en el cuartel policial de San Lorenzo retrata una realidad que afecta no solo a la zona de frontera sino a una extensa parte de la geografía nacional, en especial su perfil costanero. No es un hecho aislado y la reacción debe ser contundente.

Se coordina las acciones con Colombia y se creó internamente un mando único de la fuerza pública. Pero inquieta que el Ejército cuente con fusiles viejos y cascos y chalecos desactualizados y que las Fuerzas Armadas no hayan sido equipadas en su momento. La actual crisis deja pocas opciones.

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