El gobierno del presidente Juan Manuel Santos y el movimiento insurgente Ejército de Liberación Nacional (ELN) lograron un alto el fuego temporal que aún no rige. Las conversaciones con miras a la firma de un acuerdo de paz se desarrollaron en el Ecuador, que se ofreció como facilitador.
Este proceso sería clave para sellar la paz con los dos grupos insurgentes más poderosos que quedaban en Colombia. Con las FARC operó un acuerdo de paz y, luego de dejar las armas, se aprestan a participar en política.
El ELN sigue en la insurgencia y su fuente de ingresos se basa en los secuestros; su capacidad operativa militar es inferior a la de las FARC. Este movimiento se originó a raíz de la lucha armada en Cuba, en la década de los 60 del siglo pasado.
Este Diario viajó a varias zonas aledañas al Ecuador, donde el ELN empezó a mostrar su incidencia en pequeños poblados que antes eran ‘territorio de las FARC’. Allí la institucionalidad colombiana siempre fue débil o ausente.
Hay poblados cercanos a la provincia del Carchi que experimentan ocupaciones temporales de los guerrilleros. Esa situación y la intensidad de la actuación de la guerrilla de las FARC y otros grupos violentos hizo que durante años los desplazados se refugien en Ecuador. Se contaban hasta 50 000.
Un acuerdo definitivo con ELN como el logrado con las FARC podría ser un factor alentador para el Ecuador, su soberanía y su seguridad.