Este 4 de febrero el país afronta una nueva consulta. Luego de una campaña corta y con un final tenso, ya las cartas están jugadas y corresponde a las amplias mayorías optar por las tesis consultadas.
Desde el Plan Retorno, diseñado por el último régimen militar en 1978 para volver a los gobiernos civiles elegidos en las urnas, mucha agua ha corrido bajo el puente.
El 15 de enero de 1978, el país optaba por un proyecto de nueva Constitución frente a las reformas de la carta de 1945. Luego el presidente León Febres Cordero fue derrotado en un plebiscito, más tarde Sixto Durán Ballén eligió el camino de las urnas en dos ocasiones. Los ecuatorianos consolidaron al presidente interino Fabián Alarcón tras la caída de Abdalá Bucaram, también en las urnas. Alfredo Palacio también consultó. El presidente anterior también acudió a ese mecanismo por cuatro ocasiones para ir a una nueva Constitución, ratificarla y luego consolidar su modelo de poder.
Esta vez, el camino elegido por el Presidente, que fue promovido en la campaña presidencial por otras fuerzas de oposición, pone en manos de los ecuatorianos distintos temas que el proponente considera importantes.
Más allá del resultado, llegaremos al inicio de un nuevo momento del gobierno. La gobernabilidad con fuerzas dispares en la Asamblea, con su movimiento dividido y la encrucijada de acciones económicas clave marcarán la agenda desde este 5 de febrero.