Los primeros pasos del equipo que lidera el ministro de Finanzas Carlos de la Torre apuntan a bajar el déficit fiscal reduciendo la inversión pública en mega obras.
Aprovechando los años de bonanza petrolera, el Régimen anterior activó grandes obras de infraestructura en materia hidroeléctrica y, aunque algunas centrales quedaron por fuera del cronograma, ese aporte puede ser el motor de la nueva matriz energética.
Varios portavoces oficiales defienden que ya está lista la infraestructura vial y portuaria (en esta última materia hay varios proyectos en curso), lo cual abre la expectativa de exportar más a Europa, por ejemplo, con el acuerdo Multipartes. Hay que seguir en ese camino provechoso y de futuro.
Otro reto es consolidar el cambio de matriz productiva, y en esa línea también el papel de la empresa privada es clave. Hace falta un modelo de producción donde los inversionistas sientan una atmósfera que brinde estabilidad, confianza y seguridad jurídica.
En ese sentido hay muchas expectativas sobre los cambios laborales que fomenten más empleo y los aspectos tributarios que puedan incentivar la multiplicación de la actividad productiva, para con ello generar más trabajo.
Es clave, empero, contar con fuentes de financiamiento a bajas tasas de interés y plazos largos; hay que renegociar las condiciones de la deuda onerosa y reemplazarla con un nuevo perfil.
Hará falta también implementar el plan público-privado de inversión.