Si bien Venezuela se apresuró a restarle importancia, la resolución de la Organización de Estados Americanos (OEA) para instar a ese Gobierno a cancelar las presidenciales del 22 de abril tiene peso.
La intención de Nicolás Maduro era que para esa fecha se adelantara también la elección de representantes al Parlamento, de mayoría opositora. La Presidenta del CNE venezolano dijo que no se harán esos comicios, “porque ahora no están preparados para una elección conjunta”.
Mientras tanto, la pobreza es alarmante: el 87% de familias está bajo la línea de pobreza. Si bien no hay datos oficiales, se calcula que unos 4 millones de venezolanos han dejado su país.
En cuanto a derechos humanos, la situación se deteriora día a día.
En ese contexto llega el exhorto de la OEA, con 19 votos a favor, 5 en contra y 8 abstenciones, entre ellas la ecuatoriana. El voto es llamativo, pues la Vicepresidenta y la Canciller venían abogando por el principio de la no injerencia en la crisis venezolana, y el voto en contra era lógico.
¿Por cuánto tiempo más puede el Ecuador mantener una posición crítica por parte del presidente Lenín Moreno ante los atropellos a los derechos humanos y otra de indiferencia por parte de la Diplomacia?
Esta ambigüedad es un pasivo que se suma al caso Assange, si de verdad se quiere para el país la Presidencia de la Asamblea General de las Naciones Unidas.