Nada mejor que mostrar una política pública con acciones que vayan más allá de las ofertas y los discursos.
El Presidente emitió un decreto que completa sus anuncios sobre austeridad en el sector público. La realidad económica obliga a ajustar los gastos dispendiosos de la década pasada y sobre los cuales no se aceptaban críticas.
En el decreto se confirma la rebaja de sueldos en el nivel jerárquico superior -días antes se estableció que unos 7 000 funcionarios entran en esta norma.
Se excluye del recorte al personal de seguridad, salud y educación.
Se prohibirá la compra de autos de alta gama y se limita a dos 4 x 4 por cada entidad. Y algo que quizá no ahorre dinero pero será bien recibido: los autos no podrán usar sirenas ni balizas. Obviamente, los autos de la Presidencia podrán emplear estos dispositivos.
Otro aspecto importante es el relativo a los pasajes aéreos de los funcionarios, donde hubo un dispendio exagerado. Apenas los ministros podrán acceder a pasajes de última hora y cualquier viaje al exterior de los funcionarios deberá ser conocido y aprobado por la Secretaría de la Presidencia.
Se restringe el llenar vacantes disponibles y se buscará reasignar personal, en caso de considerarse necesario.
Todas estas medidas son sanas, no son las únicas deseables puesto que el ahorro puede ser magro, pero es un buen inicio para que desde el más alto nivel del poder Ejecutivo se predique con el ejemplo, que ya es decir.