Los congresos de fútbol siguen iguales. Son más folclóricos, sirven para medir fuerzas, estrategias, vanagloriarse, pedir votos de aplausos y hasta para escuchar: ¿cuánto nos toca? No han variado. Esa es parte de una estructura caduca que lo que refleja son los espacios de poder de los directivos que dirigen la Federación Ecuatoriana y también de quiénes están atrás de ellos.
Los dirigentes solo tratan situaciones de forma, proponen uno que otro artículo, sin ir al tema de fondo. Eso se hizo común.
Desperdiciaron la gran oportunidad de darle un giro al fútbol ecuatoriano, tras el escándalo del ‘FIFAgate’. Propusieron la Liga Profesional solo para presionar al anterior presidente (Luis Chiriboga) y después la archivaron, la olvidaron y ni siquiera la incluyen en sus debates.
A ellos solo les interesó cuánto les va a tocar en el nuevo contrato de los derechos de TV del campeonato. Cuánto pagará el polémico empresario uruguayo Paco Casal y lo que recibirían anualmente. Ni siquiera preguntaron la forma cómo iba a ingresar ese dinero y la propuesta ilegitima de pretender que todos los usuarios de TV pagada adquieran obligatoriamente los paquetes de fútbol. Eso refleja la forma cómo se administra el fútbol del país.
Los dirigentes que ahora respaldan a Casal se opusieron al ‘Canal del Fútbol’, que en su momento lo promocionó Chiriboga, Hugo y Mariano Jinkis, parte de la red del ‘FIFAgate’.
Casal y su firma GolTV no solo compraron los derechos de TV del torneo, sino que desde mediados del 2017 también patrocinan a LDU, Barcelona, Emelec y Católica.