¿Almada es el culpable?

El pésimo debut de Barcelona SC (fue el único equipo al que le dieron vuelta el resultado) genera inquietud y malestar. Es como si las malas sensaciones que dejó en el 2015 la conducción de Guillermo Almada se prolongaran para este año, a pesar de que el equipo se ha reforzado con jugadores interesantes y competentes, y que la exitosa y comercial Noche Amarilla dejó un dulce sabor a los hinchas.

Pero volvió a pasar lo del 2015. Ante los puros criollos, Barcelona tuvo monumentales problemas en conservar la pelota, además de que no hubo la capacidad necesaria para copar los espacios y recuperar lo antes posible el esférico. Estos son temas del cuerpo técnico. Fue un déjà vu. Otra vez, Barcelona luce superable, ganable.

Esto no se arregla con Ronaldinho ni gestiones de mercadotecnia. Se arregla con juego, con aplicación táctica y con convicción, tres elementos que a estas alturas el equipo de Almada debería exhibir, luego de que la nueva dirigencia ha logrado otorgar cierta estabilidad a los canarios.

La llegada de Jontahan Álvez (quien no triunfó en Liga) es en realidad innecesaria pues, por ataque, Barcelona ya estaba bien surtido, aunque es verdad que Ismael Blanco no es el de antes. El problema parece estar atrás, con Máximo Banguera negándose a madurar y con Luis Checa en horas difícil, esforzándose pero sin que su voluntad le alcance para ser el central que este equipo necesita. Aunque el realidad el problema es global, de jerarquía, de creérsela, de dejar las excusas y de afrontar el año con la responsabilidad que otorga esa camiseta.

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