EE.UU. domina el baloncesto olímpico

Kevin Durant de Estados Unidos celebra su victoria ante Serbia, el domingo 21 de agosto de 2016, durante la final de baloncesto de los Juegos Olímpicos Río 2016. Foto:EFE

Kevin Durant de Estados Unidos celebra su victoria ante Serbia, el domingo 21 de agosto de 2016, durante la final de baloncesto de los Juegos Olímpicos Río 2016. Foto:EFE

Kevin Durant de Estados Unidos celebra su victoria ante Serbia, el domingo 21 de agosto de 2016, durante la final de baloncesto de los Juegos Olímpicos Río 2016. Foto:EFE

Estados Unidos reafirmó el 21 de agosto su imperio en el baloncesto mundial y se llevó el tercer oro consecutivo al derrotar por 96-66 a Serbia en la final de los Juegos Olímpicos de Río 2016.

El equipo dirigido por Mike Krzyzewski justificó con un abultado triunfo su condición de máximo candidato al título y demostró que, desde hace ocho años, se mantiene en un nivel muy alejado al resto de las selecciones.

El ‘Dream Team’ no necesitó de la presencia en su plantel de estrellas como LeBron James, Stephen Curry o James Harden para poder superar a los mejores representantes del baloncesto FIBA.

Con Kevin Durant y Carmelo Anthony como referentes y hombres como Kyrie Irving, Klay Thompson o DeAndre Jordan, que demostraron estar a la altura, el conjunto estadounidense cerró el torneo sin derrotas y sin discusión posible sobre su predominio. Así, repitió los títulos olímpicos ganados en Pekín 2008 y Londres 2012, y sumó su oro número 15 en 18 participaciones olímpicas.

Serbia se quedó con el sabor amargo de haber sido aplastado en el duelo definitivo, pero con el orgullo de haber conseguido su primera medalla en Olímpicos desde que juega de forma independiente. Antes de su división, Yugoslavia era una de las grandes potencias del mundo en la especialidad, donde había ganado un oro, tres platas y un bronce.

El baloncesto le dio a los balcánicos una doble alegría: en el torneo masculino lograron plata y en el femenino, el bronce. España alcanzó el bronce entre los hombres y la plata con las mujeres.

La final olímpica significó la reedición de la final del último Mundial de España 2014, donde los estadounidenses se habían impuesto por 129-92. Incluso, fue el segundo choque en Río: durante la primera fase, un Estados Unidos más relajado había ganado su enfrentamiento por apenas 94-91.

El duelo del 21 de agosto fue en su inicio tan parejo como el choque entre ambos en la primera ronda, aunque el nivel de intensidad cambió por completo.

Cada pelota suelta en el aro fue una batalla para los jugadores interiores. Ahí, se vio la lucha de dos escuelas de baloncesto bien diferenciadas: la atlética y de calidad individual de EE.UU. contra el trabajo colectivo de los serbios.

Durante el cuarto inicial, EE.UU. suplió su falta de eficacia desde el perímetro con su fortaleza en el poste bajo.

El primer triple de los norteamericanos llegó a falta de 30 segundos para el final, pero rescataron 18 rebotes, ocho de ellos ofensivos, contra apenas ocho de sus rivales.

La equivalencia en el resultado mantenida por los serbios en el cuarto inicial fue pulverizada por la máquina ofensiva llamada Kevin Durant, que anotó cuatro triples en el segundo parcial y logró llevar a su equipo a una ventaja de 23 puntos al descanso.

Pese al esfuerzo de los balcánicos, la diferencia de nivel fue notoria. Así, el baloncesto le dio a Estados Unidos el último oro en Río 2016. El país norteamericano finalizó como líder del medallero con 46 oros, 37 platas y 38 bronces.

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