César Batalla llegó este año a El Nacional y ya jugó su primer partido en Serie A. Foto: David Paredes / EL COMERCIO
César Batalla aprendió a patear la pelota en la arena de las playas de Manta, en su niñez. Ahí, desarrolló su técnica que luego fue perfeccionada en las divisiones formativas de Liga de Quito antes de dar el salto a la Primera categoría.
El zaguero, de 21 años, llegó con su hermano Hancel, a Pomasqui, en el 2010. Se probaron y tuvieron el visto bueno para quedarse aunque luego tuvieron caminos distintos.
Mientras Hancel, el menor de los hermanos, debutaba como juvenil con el DT argentino Luis Zubeldía (en el 2014), César esperaba una oportunidad en la Reserva. El defensor se resignó a ver de lejos al primer equipo y, el año pasado, la dirigencia lo prestó al América.
Ese paso por la Serie B fue importante en su corta carrera. Se convirtió en titular en un equipo de Primera y además empezó a compartir con jugadores experimentados como Michael Castro.
“Le agradezco a Liga la decisión que tomó de prestarme al América. Mi paso por la Serie B fue productivo e importante porque gané confianza y me pude consolidar y mostrar para que El Nacional se fijara en mí”, asegura Batalla.
Con el cuadro ‘cebollita’ jugó 41 encuentros y aprendió De Castro, quien tuvo recorrido y fue campeón con Deportivo Quito. Debutó como profesional a los 20 años.
“Ahora en El Nacional siento que he cumplido mi sueño de estar en la Serie A. El profesor Eduardo Favaro me dijo que ahora solo depende de mí”, indicó el manabita.
El domingo pasado, ante Emelec, fue titular. Lo hizo por una lesión que sufrió Javier Quiñónez, en un encuentro amistoso de pretemporada.
El jueves 22 de febrero podría ser tomado en cuenta nuevamente para jugar ante San José de Oruro (Bolivia) por la Copa Sudamericana (17:15, en el Atahualpa). Jugar un torneo internacional era un anhelo lejano en su época en la ‘U’.
Desde que llegó a la ‘U’ con 14 años, en el 2010, vio cómo el equipo disputaba y ganaba títulos internacionales. Su sueño era ser parte del plantel principal y viajar al extranjero con los que hasta entonces consideraba ídolos.
“Soñaba con jugar un torneo internacional, subirme al avión con los demás y ser parte de esa historia. Ahora entiendo que estar en Reserva me sirvió para crecer como profesional y persona. Hoy, con El Nacional, tengo esa oportunidad y espero seguir en competencia”, afirma Batalla.
El zaguero llegó al club por pedido del DT Eduardo Favaro. Su empresario y Liga arreglaron su traspaso con los dirigentes de El Nacional.
“Tengo la oportunidad de demostrarles a los hinchas del club por qué me contrataron. Esta es una revancha personal, porque en el país no me conocen y no saben todo lo que puedo demostrar”, aclara el mantense de 21 años.
Batalla tuvo poco descanso en las vacaciones. Trabajó de voluntario en la escuela de fútbol que su padre Roberto tienen en Manta. Ahí, dio charlas junto a su hermano Hancel acerca de lo que significa ser futbolista profesional. También entrenó a niños y niñas de entre 8 y 12 años.
“Siempre que puedo voy a darle una ayuda a mi papi. Aprendí a jugar fútbol en la arena y ahora veo a esos niños que están empezando como uno. Allá les hablo de cómo es el fútbol profesional y les motivo para que continúen con ese sueño”, contó el defensor.
En el complejo de Tumbaco comparte habitación con Jorge Ordóñez, uno de los canteranos del equipo. Se acopla a los puros criollos.
Origen. Nació en Manta, Manabí, el 20 de junio de 1996.
Trayectoria. Jugó en la Sub 12 del club La Paz, de Manta y a los 14 años pasó a Liga de Quito, donde estuvo en los equipos de la Sub 14, 16 y en la Reserva. El año pasado pasó al América, donde debutó en la Serie B y jugó 41 partidos y anotó dos goles.