Los bailes típicos, al ritmo de la bomba, son parte de los atractivos en esta zona. Foto: archivo/ EL COMERCIO
Existen lugares mágicos en Ecuador para conocer en familia, con amigos o solos. El valle del Chota, ubicado en el norte del país, entre las provincias de Imbabura y Carchi, es uno de estos sitios.
Su tierra, con mucha vegetación a orillas del río Chota y árida en los alrededores, es el hogar de cerca de 25 000 afroecuatorianos.
Esta comunidad se caracteriza por la alegría y dedicación de todos sus integrantes, además de la herencia cultural que poseen. Hace algunos meses se generaron varios emprendimientos para aprovechar los paisajes naturales y las tradiciones de la gente a través del turismo comunitario en la zona. Esta iniciativa busca convertirse en una alternativa para generar más ingresos económicos.
Hasta este sitio llegan turistas nacionales y extranjeros con el afán de vivir una experiencia única que les permita conocer más sobre la historia de este pueblo.
Los visitantes pueden optar por quedarse en las casas de familias que ofrecen el servicio de estadía. La idea es que conozcan de cerca las costumbres de los afrochoteños: su gastronomía, sus tradiciones, las creencias religiosas, su identidad cultural, entre muchos otros aspectos.
En el Chota también se puede participar de los trabajos en el campo, en la siembra o cosecha de productos típicos, como el aguacate, la guayaba, el tomate, la tuna, entre otros productos.
El baile es otro de los elementos que más llama la atención de los turistas. Y es que es común observar la destreza de los afrochoteños para bailar bomba durante las festividades o reuniones familiares. Los visitantes pueden aprender detalles de este baile, si es de su interés.