Es un verbo transitivo que nos remite en su significado a “desunir, separar dos cosas que estaban unidas”. Este minúsculo preámbulo para resaltar la posición de reclamo de la Sra. Cynthia Díaz de Glas pidiendo a los ciudadanos a que la ayuden a “recuperar” a su esposo, para que “se pueda reunir con mis hijos”. Enternecedor, sin lugar a dudas. Hay además un pedido de la madre del ex vicepresidente al Papa Francisco, sin lugar a dudas conmovedor, pero ahora sucede que lo actuado tiende a desagregarse, esto es a separar, culpa procesada y penada frente a lo humano y patético de las peticiones citadas.
En radio Visión, el señor Ochoa se “quebró” como lo manifestó Diego Oquendo, al final de la entrevista y manifestó que no tenía culpabilidad alguna, que prometía ante sus padres fallecidos y sus hijos. Pero aquí hay una cosa como la montaña de Sion, los hechos, esos en los que se fundamenta el Derecho y con pruebas, fueron irrefutables y en el mismo saco cayeron “Capaya”, los compinches y vienen procesos contra los Alvarado y todos aquellos a quienes se les ha subido la presión. Quien debe teme y eso afecta más que los barrotes. En China ya se condenó a muerte a un bandido, aquí no hay esos extremos. Se confirma que “la ley es dura pero es ley”. Duele, lastima, pero es ley. A dónde iría la sociedad “civilizada” sin la ley y no creo que sea cosa de revanchas, simplemente vemos resultados. Claro que ha habido inocentes que han sido condenados, pero este precisamente no es el caso.