Cuando un materialista dijo: “Ningún escalpelo en una disección ha dado con el alma”, Juan Montalvo le respondió: “Ay amigo, esta no está en los muertos sino en los vivos”, he hizo una analogía entre los ojos y el alma. De los primeros emanaba la vista y de la segunda el espíritu, de esta reflexión filosófica montalvina podemos colegir que nuestros políticos tienen alma, no así espíritu, siendo este roído por la corrupción ha provocado “ceguera espiritual”, privándoles de la facultad de ver el sufrimiento del pueblo ante sus ojos, y anidando en sus almas las larvas del egoísmo y la mezquindad. Pusiéronle los dioses que escogiera Homero entre los dos tormentos, y prefiriendo la ceguera visual, concibió en la oscuridad obras maravillosas, gracias a la luminosidad que siempre irradió su impoluto espíritu.