Drogas y alcohol

Están de moda en la región los programas de prevención y reducción de uso de alcohol, tabaco y otras drogas. Pero en nuestro país la realidad es otra. No se trata de que el sector privado y público realice programas preventivos sobre el uso y abuso de las drogas en Ecuador de trabajadores adultos. La prevención funciona en la juventud desde la primaria y si es posible antes de los 7 años. Los adultos trabajadores y consumidores deben ser internados para su desintoxicación y romper el hábito pero bajo su consentimiento y con el apoyo real del sector público y privado. Para no perder el empleo mientras abandona el hábito del consumo y reemplaza ese vacío que deja el método psicológico de recompensa o escape que produce el consumo de la droga y el efecto devastador de la abstinencia puede ser más de 1 mes y las vacaciones de un trabajador son de 15 días. “No alcanza a completar el proceso”. Adicional a la estigmatización de la empresa y compañeros. “Es por esto que en Ecuador no existen los borrachos son bebedores sociales que no es lo mismo”
En el mismo sentido en Guayaquil y otros lugares es fácil ver como se persiguen a los ciudadanos que venden huevitos de codorniz, durazno y frutilla pero el que se droga, defeca y orina en vía pública no les pasa nada por ser indigentes. En Ecuador no existe una adecuada infraestructura para recibir un porcentaje muy significativo de consumidores. Para las personas que consumen alcohol de buena calidad y añejamiento de 24 años se les hace difícil pagar en un centro especializado tipo internado que cuesta USD 1 500 mensual para un programa básico de 6 meses peor aún para un consumidor de alcohol de pésima destilación simplemente no tiene los recursos. Es importante utilizar parte de los impuestos a los tabacos y alcohol tanto de venta nacional como de importación y se canalicen directamente a montar centros de salud para desintoxicación de todo tipo de drogas. No es suficiente los ambulatorios intensivos “cae la noche y vuelve a lo mismo al estilo hombre lobo”. Por otro lado los centros de rehabilitación clandestinos combinan religión, látigo y encadenamiento más arcaico imposible. Expresado más sencillamente lo que sucede en Ecuador en materia de prevención en el consumo de drogas equivale a hacer una campaña de Turismo, repartir folletos y no tener hoteles disponibles para recibir a los turistas.
La intención es buena pero la estrategia es estéril. Estamos a tiempo de corregir y dar ejemplo mundial sin tener que copiar a otros países que ya han fracasado en la erradicación del consumo de drogas de sus habitantes.  

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