Hace casi 20 años se firmó el acuerdo de paz definitivo entre Ecuador y Perú, tras un extenso litigio territorial. A partir de este evento, se constituye el Fondo Binacional para la Paz, por un monto de hasta USD 3 000 millones destinados a proyectos de desarrollo en el sector limítrofe, con aportes de recursos provenientes de los gobiernos de ambas naciones, de los países amigos, de instituciones multilaterales y de otras organizaciones privadas.
En una crónica sobre el Plan Binacional –Capítulo Ecuador y su proyección, solicitada por ese entonces al ilustre pensador y devoto de la ética y la justicia, Simón Espinosa Cordero, entre otras reflexiones, dice: “…El poder lleva en sus entrañas un virtual germen de corrupción. Atender las necesidades económicas, sociales y culturales de 68 cantones fronterizos, tradicionalmente abandonados, significa un enorme poder político y en consecuencia una tentación real para politizar la gestión con miras electorales”.
“…Y si por la plata baila el perro; y por el oro, perro y perra, hay el peligro real, no imaginado, de que esos fondos se consuman en burocracia, en gastos administrativos, en enriquecimiento ilícito. Y el camino más fácil para esto es abandonar el manejo técnico y reemplazarlo por el manejo político”. “¡Ay del día en que el Fondo se convierta en botín del partido político que haya llegado al poder!”, exclama al final, nuestro visionario pensador.
Sería para la Cancillería, -institución que tomó a cargo el Plan Binacional Capítulo Ecuador-, dar a conocer, para satisfacción de la comunidad, los resultados y cifras reales de la gestión realizada con los recursos del Fondo Binacional, durante estos 20 años!