Las disculpas de Odebrecht

El comunicado que publicó Odebrecht el pasado 17 de este mes pidiendo “disculpas a la sociedad ecuatoriana por este grave error del cual se arrepiente profundamente” – se refiere a las coimas por al menos USD 33,5 millones en los últimos 10 años entregadas a funcionarios del gobierno para obtener contratos jugosos - es realmente indignante, porque parece que con el convenio con la Fiscalía y su promesa de “colaborar con las autoridades para que los eventos ocurridos sean resueltos con total transparencia”, ya habría superado el delito y está lista para continuar sus negocios en el Ecuador.

Ni son errores, ni los eventos son “ocurridos”, como si se tratara de hechos de la naturaleza fuera del control de las personas. Son parte de una trama internacional, que se organizó como “Dirección de operaciones estructurales” para entregar dinero a las más altas autoridades de varios países, adjudicarse contratos tramposos y obtener ganancias ilícitas que perjudican a los ciudadanos de esos países y a la competencia legítima entre empresas constructoras.

Lo menos que podía hacer Odebrecht es devolver al Estado ecuatoriano las coimas pagadas a los funcionarios y las ganancias adicionales ilegítimas obtenidas a través de ellas, así como revelar los nombres de los beneficiarios de tales ilícitos y las cantidades entregadas a cada uno de ellos. Solamente así, y tal vez así, Ecuador podría, en el futuro, tener en cuenta a esa empresa brasilera para nuevos contratos. Repugna, pero no habría que descartar, que el comunicado de Odebrecht haya sido previamente conocido y aprobado por las autoridades ecuatorianas a cargo de la persecución de estos delitos. 

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