Santiago Basabe señaló que en el mediano plazo, el mejor resultado que puede ofrecer Lenín Moreno es hacer un Gobierno de transición”. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
Entrevista a Santiago Basabe, académico de la Flacso.
¿Era previsible el aumento de popularidad del presidente Lenín Moreno por las decisiones tomadas en sus casi tres meses de Gobierno?
Era medianamente previsible, en función de que casi la mitad del electorado votó en contra del modelo del expresidente Rafael Correa. Era importante generar un ambiente de mayor convivencia política y social, de mayor tolerancia, de cara a las decisiones fundamentales que deberá tomar en los campos económico, político y social. Lo ha logrado con medidas simbólicas, como eliminar las sabatinas, la austeridad del gasto, etc. Y también al marcar cierto distanciamiento del expresidente Correa y de algunos sectores de Alianza País (AP).
¿Fue acertada la ruptura con el Vicepresidente?
Creo que fue equivocada. Moreno es un presidente débil políticamente y si bien debió marcar una distancia se jugó todas las cartas en una sola mano. Eso limita su capacidad de negociación con A. País. Sacar a (Jorge) Glas de forma tan abrupta le iba a generar una fuerte tensión en AP.
¿Y no buscaba eso?
No era conveniente hacerlo de forma tan drástica. Moreno es débil políticamente. Tiene un grupo leal de AP, pero es minoritario. Hay otro grupo que está esperando a ver cómo termina la confrontación entre el grupo de Glas –donde está el expresidente Correa– y el de Moreno.
En medio de esta puja avanza un diálogo entre el Gobierno y amplios sectores del país para definir una hoja de ruta para los próximos cuatro años. ¿Qué es lo mínimo que se debiera esperar de ese proceso?
Luego de asentarse políticamente para ganar espacios de diálogo, las primeras decisiones del Gobierno deberán ser en el campo económico, más allá de lo simbólico, como la venta del avión presidencial.
¿Qué, por ejemplo?
Hay varias medidas que el Gobierno puede tomar y está en capacidad de hacerlo, como eliminar el anticipo del Impuesto a la Renta (IR), que le dará credibilidad dentro y fuera del país y consolidará sus acercamientos con sectores con peso político. Además, si bien no puede eliminar el impuesto a la salida de divisas, al menos puede reducirlo. Ahí se verá su capacidad de decisión.
¿De qué depende que el Presidente lo haga?
De cómo se resuelve el problema político dentro de Alianza País, que es cuestión de un par de semanas. Hay que ve cómo queda Glas.
¿Cuánto ayudarían esas decisiones si no se resuelve el problema fiscal?
Un tema adicional será reestructurar la deuda pública. Se puede hacer con recursos del FMI para prepagar la deuda a China. Sería otra señal positiva y le daría un alivio fiscal.
¿Le ve al Gobierno acercándose al FMI?
No con el actual gabinete de asesores económicos. El cambio del equipo económico es algo que se ve venir en el corto plazo, conforme se asiente el Gobierno. Eso enviaría una señal de su intención por estabilizar al país.
¿Qué es lo mínimo que se debiera conseguir en lo político?
Una consulta popular para al menos dos temas: cambiar el Consejo de Participación, lo cual reconfiguraría la elección del Fiscal, del Contralor, de los ministros jueces de la Corte Nacional y la elección del Consejo de la Judicatura. Con eso, la Asamblea tendría que reformar muchas leyes y eso implicará una intensa negociación. El segundo tema es eliminar la figura de la reelección indefinida, lo que movilizaría a una gran cantidad de gente alrededor del grupo de Glas. No es conveniente hacerlo ahora.
¿Por qué?
Sería abrirse muchos frentes, cuando el Gobierno recién está intentando dar señales para tranquilizar en lo económico. Cuando lo logre y obtenga más capital social podría ir con la consulta.
¿Qué debe hacer, mientras tanto, el Presidente?
Varias reformas vía legislativa, en la Ley de Comunicación, el Código de Seguridad que crea la fuerza de seguridad presidencial, la Ley de Plusvalía, crear filtros de control para las compras públicas. Son cosas importantes que pueden pasar vía legislativa aprovechando la coyuntura favorable de Moreno. Pero la profundidad de la reforma dependerá del juego Ejecutivo-Legislativo.
Entonces, ¿no se prevén cambios profundos?
En el mediano plazo, el mejor resultado que puede ofrecer Moreno es hacer un Gobierno de transición, no un cambio de fondo, porque en 10 años se generó un diseño institucional que facilitó la corrupción y que fue pensado para un partido hegemónico. Cambiar eso en cuatro años es imposible, y menos en un gobierno que es del mismo partido. El éxito de Moreno, si puede consolidarse, sería entregar un gobierno donde las cosas estén medianamente estables en lo institucional, en lo económico y también en la relación de actores políticos y sociales de cara a un nuevo proceso electoral en el 2021. No es lo óptimo, pero es lo que se puede.
En el sector social se necesitarán más recursos, pero no hay. ¿Qué esperar?
Hoy no se necesita invertir tanto, sino ser más eficiente en la gestión de los recursos.
Hoja de vida
Doctor en Ciencia Política por la Universidad Nacional de San Martín (Buenos Aires, Argentina). Tiene estudios en Derecho Económico y Ciencia Política en la U. Central del Ecuador, Andina Simón Bolívar y Flacso, Ecuador. Es profesor-investigador de Estudios Políticos en Flacso.
Punto de vista El Presidente es débil políticamente y para conseguir reformas mínimas tendrá que negociar con la oposición y también con los grupos dentro de Alianza País.