Una placa en memoria de 41 niños abusados sexualmente en el 2010 fue develada en un colegio de Quito

En la mañana, padres de familia y allegados asistieron al plantel en donde se produjo la agresión a los menores de edad.   Foto: Fernando Medina / EL COMERCIO

En la mañana, padres de familia y allegados asistieron al plantel en donde se produjo la agresión a los menores de edad. Foto: Fernando Medina / EL COMERCIO

En la mañana, padres de familia y allegados asistieron al plantel en donde se produjo la agresión a los menores de edad. Foto: Fernando Medina / EL COMERCIO

La placa fue develada en el aula donde 41 niños de un colegio de Quito fueron abusados por su profesor en el 2010. “En memoria de las víctimas de abuso infantil en el sistema educativo”, se lee.

El viceministro del Educación, Alvaro Sáenz, fue quien mostró la placa y dijo que estos hechos nunca deberían volver a ocurrir. Eso también lo dijo minutos antes cuando habló en el patio central de la unidad educativa.

Allí se realizó este lunes, 19 de junio del 2017, una ceremonia para cumplir las medidas de reparación dictadas por la Corte Constitucional.

Entre esas estaba la develación de la placa en el minuto cívico con presencia de los padres y de los niños que fueron abusados por su profesor. Ellos llegaron al plantel con camisetas blancas y denunciaron que no se estaba cumpliendo con lo dispuesto por los jueces. “Se debía hacer en el minuto cívico, no a las 10:00”, gritó un padre de familia.

El subsecretario de Educación, Carlos Drout, indicó que la ceremonia debía guardar el respeto a los estudiantes que estaban en sus aulas.

Sin embargo, los padres de familia no dejaban de gritar en contra de las autoridades del establecimiento, quienes también hablaron en el acto.

El Vicerrector de esa institución señaló que se tomaron los correctivos necesarios para evitar nuevas vulneraciones de estudiantes. Entre esas esta una evaluación e inspección minuciosa de los docentes que trabajan en ese plantel.

En ese momento los padres gritaron y señalaron que el profesor que agredió a sus hijos no tenía título universitario. Otro punto que resaltó el vicerrector fue que se fortaleció el Departamento de Consejería Estudiantil.

Luego, el viceministro de Educación aclaró que el acto era específicamente de reparación para las víctimas, por lo que indicó que la intervención del vicerrector no debía estar orientada a lo que se hizo luego de los abusos.

Los padres, en cambio, pedían que se disculpen las autoridades del plantel. “Pidan disculpas, no se han disculpado”, gritaban.

Entre las autoridades presentes estuvo la fiscal subrogante, Thania Moreno, quien indicó que su presencia en el colegio fue para cerciorarse de que se cumplan las medidas dispuestas por la Corte. Ella manifestó que los jueces determinaron que se debía pedir disculpas y por eso emitirá un informe.

El acto demoró una hora. Los padres y los menores salieron del establecimiento y pidieron sanciones para el colegio. “Han pasado seis años y el Ministerio de Educación no ha sancionado a esta academia”; “queremos que clausuren esta escuela del terror”, gritaban. El viceministro Sáenz habló con los familiares y explicó que para sancionar se debe seguir un proceso.

El funcionario añadió que existen más denuncias de niños abusados en el sistema educativo, pero no precisó cuántos. “Lo que puedo decir es que no son pocos”, finalizó.

El viernes, este Diario conversó con Walter Enríquez, abogado del plantel. El jurista dijo que cumplirán con el acto de reparación pero aclaró que irán a instancias internacionales para decir que nunca se les permitió defenderse. Incluso señaló que no fueron parte del procesos judicial, pero si fueron sancionados.

Él también habló de que 10 niños continúan en el plantel y que están próximos a graduarse. Luego de los hechos, el centro educativo contrató una empresa especializada para ayudarles con terapias psicológicas a los infantes.

Por eso negó, las declaraciones de los padres de familia de supuestamente defender al agresor de los niños, quien actualmente cumple una pena de siete años de cárcel.

Esa condena se le impuso por el delito de atentado contra el pudor. Esto luego de que se comprobara que obligaba a los alumnos a desnudarse y les tocaba los genitales. También les obligaba a ver películas pornográficas y luego les pedía que imitaran las escenas, según la sentencia.

Ayer, los padres contaron que el ahora detenido golpeaba a los niños y les quemaba las manos.

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