María Elsa Viteri: Las ‘recetas’ no son la solución

María Elsa Viteri exministra de Finanzas. Foto: Archivo / EL COMERCIO

María Elsa Viteri exministra de Finanzas. Foto: Archivo / EL COMERCIO

María Elsa Viteri exministra de Finanzas. Foto: Archivo / EL COMERCIO

Así estamos
Este aporte fue escrito antes del lamentable terremoto, con ocasión de las recetas del FMI. El terremoto suma desafíos, pero los originales, persisten. En los últimos años, olvidando estas recetas, quedan algunos rezagos que incomodan al objetivo de la equidad.

Nuestra verdadera disyuntiva es ¿Regresamos, esperamos o cambiamos? ¿Regresamos a las recetas cuyos resultados ya sufrimos y por los cuales decidimos tomar otro camino? ¿Esperamos a que la fórmula que elegimos para rechazar lo de siempre nos entregue argumentos para racionalmente mantener la esperanza? O cambiamos. Pero ¿qué significa cambiar? Otros factores de carácter mundial y sobre los cuales no podemos influir hacen más difícil la decisión que debemos tomar.

El problema del bienestar con equidad es que es una cuestión de decisión propia, basada en la confianza general y entre todos, y que ahora está, además, sumida en un contexto internacional que nos obliga a reaccionar, antes que proponer.

Las salidas

El problema es de largo plazo, pero necesitamos acciones duras en la actual coyuntura. Lo evidente: la economía ecuatoriana tiene que cambiar su estructura. El problema actual de la mayoría se traslada a la supervivencia mientras la minoría busca mantener sus niveles de concentración. Eso es lo que hay que cambiar si es que nos interesa mantener al Ecuador. En el corto plazo, los agentes económicos debemos asumir la responsabilidad de aportar a las medidas propuestas por quienes legalmente ejercen el mando. Esto en aras de lograr los resultados que requiere el objetivo general y no sabotear sus resultados ofreciendo acciones dispersas y de intereses particulares.

En el largo plazo se debe elegir propuestas sostenibles basadas en la construcción asociativa de “grandes emprendimientos”, en sectores de real potencial productivo y en cualquier caso con políticas de eliminación de pobreza y no de fortalecimiento de la concentración. Tenemos que fortalecer sectores en donde el impacto externo sea de menor grado y emprender acciones específicas en los distintos sectores coherentes con el objetivo principal. Necesitamos un manejo técnico adecuado y no supeditados a aspectos de orden político particular.

Requerimos identificar mediciones acordes a los verdaderos objetivos, indicadores de bienestar antes que solo de crecimiento, medir promedios, pero para evaluar dispersiones. ¿Si en promedio somos capaces de producir una cantidad, por qué individualmente no es equivalente? Así, el PIB del Ecuador per cápita, según el BCE, en marzo de este año es de USD 4 298 y el salario real 407,93. Por esto, un ciudadano “a pie” no entiende por qué el país tiene indicadores macroeconómicos sobre el promedio, pero él no. Esta es la razón de la histórica condición de la mayoría ecuatoriana cada vez que enfrenta un problema externo y el porqué es necesario cambiar las recetas poco efectivas, antiguas o modernas.

Discutir sobre instrumentos de política pública para aplicarlos en el país solo es efectivo si antes existe un acuerdo y definición de qué es lo que queremos para el Ecuador como nación.
De otro modo pasa lo que actualmente pasa, propuestas instrumentales sin acuerdo general, porque responden a distintos objetivos.

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