Luis Verdesoto Custode, analista político. Foto: Pavel Calahorrano / EL COMERCIO
Entrevista a Luis Verdesoto Custode, analista político.
Lenín Moreno cumple hoy (16 de julio del 2017) 54 días en el poder. Pese a ser parte del mismo movimiento político de su antecesor, sus primeras medidas y posiciones han ido marcando una distancia. Moreno, por ejemplo, reconoció que la situación económica del país heredada es difícil. Cambió a los directivos de los medios públicos y dialogó con la prensa privada.
Recibió a varios actores de la oposición en Carondelet y se ha abstenido de comentar sobre casos judiciales para que las Funciones del Estado obren sin presiones.
¿Cómo entender que, siendo heredero de un Gobierno radical, Lenín Moreno opte por un camino diferente?
El Presidente está sometido a una necesidad política y económica. Para poder impulsar el ajuste financiero que se requiere en el país es indispensable que logre un oxígeno político, una distensión que puede conseguirse precisamente con una diferenciación del Gobierno anterior.
¿Si hay esa voluntad de diferenciarse, por qué mantiene a su lado a funcionarios del círculo cercano al correísmo?
Aún depende políticamente de quienes quieren mantener el poder. Rafael Correa le dejó un conjunto de cerrojos; embajadores y asesores políticos, económicos, comunicacionales. Pero cabría preguntarse si ellos realmente están influyendo en las decisiones del nuevo Presidente o si solo son temporales, mientras construye pilares propios.
¿A qué responde la premura con la que se han dado los cambios?
A la urgencia económica. Necesita una legitimidad pública, un marco de alianzas para poder enfrentar los problemas centrales de ajuste económico. Y lo está consiguiendo. Arrancó el mandato con poca legitimidad y está virando esa curva negativa. La ausencia de un líder fuerte de oposición también ha contribuido.
¿Qué tan viable puede ser esta propuesta de Moreno en el mediano y largo plazo, considerando la magnitud de la situación económica del país?
Los ajustes económicos son impopulares. Más ahora que no existe un grupo trabajando la imagen del Presidente para tratar de darle un rostro humano a esas medidas. Pero a Lenín Moreno no le queda otro camino. Su propuesta será viable en la medida que logre convertir las demandas represadas en la sociedad en respaldo. En este escenario es imposible que no se dé un conflicto, una ruptura en Alianza País. La oposición deberá ahí jugar un papel importante. Definir cómo acompañará a Moreno en la ruta de la recuperación democrática, sabiendo que se precisa una mirada de mediano y largo plazo.
Para adoptar esas medidas económicas urgentes o cumplir sus promesas de campaña, Moreno deberá acudir a la Asamblea donde el correísmo tiene presencia. ¿Cómo podrá conseguir el respaldo?
Una de las amenazas que se pudieron leer entre líneas del anterior Presidente, antes de que deje el país, fue precisamente la de un bloqueo en la Asamblea Nacional. Por eso también Moreno tiene esa necesidad de construir un liderazgo que permita a la sociedad en general y a los asambleístas, dejarse conducir.
¿Y si no lo logra?
Si la Asamblea tiene una actitud de obstrucción, Moreno puede acudir a mecanismos de gobierno directo. En Ecuador existe la consulta popular que pocas veces se ha usado con precisión o sentido de país. Sin embargo, todavía hay tiempo para que Moreno logre una cohesión y merme el alcance que tiene el correísmo en la Asamblea. Pero sí existe el riesgo de que el país entre en un empate de bloqueo institucional Ejecutivo-Legislativo. Eso afectaría la recuperación democrática que el país necesita en estos momentos.
¿En qué medida pesará el liderazgo del Presidente en ese camino?
Hay que reconocer que la visión que tuvimos de Moreno en la campaña electoral pasada, de que encarnaba un liderazgo endeble, ha cambiado. Ahora se ve un liderazgo fortalecido y con las agallas suficientes. No tiene que ver con lo personal, sino con las decisiones que adopta para enfrentar las tareas a mediano y largo plazo, como el ajuste económico, pero también una inserción internacional del país. El combate a la corrupción, increíblemente, va a ser un tema que permitirá a Moreno
canalizar los conflictos sociales existentes.
¿Qué futuro tiene en ese escenario Alianza País?
El partido intentó mostrarse en la última década con una alta fortaleza, sólido, cohesionado y ahora se ve que es un tigre de papel. Está lleno de diferencias, matices y la política consiste precisamente en saber administrar esos matices. Sobre todo cuando esas diferencias están codificando los conflictos nacionales. Es necesario que todo el sistema político ecuatoriano se reconstituya, no solamente Alianza País. Se debe entender que Gobierno y oposición no están destinados al asesinato político del otro, que en estos años ha faltado un pluralismo y que una convivencia es fundamental.
Considerando estos elementos, ¿Moreno encarna un cambio de forma o de fondo con su propuesta del nuevo Gobierno?
Los pasos que ha dado hasta ahora son todavía cosméticos. En los temas realmente sensibles se podrá tener, en el futuro, la respuesta. Hay que ver si impulsa o no una reforma institucional.
Hoja de vida
Su trayectoria
Es licenciado en Filosofía y máster en Sociología. Además, es doctor en Ciencias Sociales. Sus líneas principales de investigación son la democracia y las reformas institucionales.
Punto de vista
Luis Verdesoto considera que la urgencia económica que vive el país ha pesado en las primeras medidas y posturas del actual Gobierno. Pero enfatiza en que necesita un capital político para enfrentar los retos financieros a mediano y largo plazos.