Diana Salazar, la fiscal que enfrenta presiones con mano firme

La fiscal, tras una diligencia en el caso Odebrecht. Foto: Archivo / EL COMERCIO

La fiscal, tras una diligencia en el caso Odebrecht. Foto: Archivo / EL COMERCIO

Lady Diana Salazar Méndez, de 36 años, es fiscal y coordina la Unidad de Transparencia y Lucha contra la Corrupción de la Fiscalía General. Foto: Armando Prado / EL COMERCIO

Lady Diana Salazar estuvo varada seis horas en el océano Pacífico, frente a las costas de Rioverde, en Esmeraldas. Era junio del 2013. La fiscal participaba en un megaoperativo, para desarticular una red internacional dedicada al tráfico de hidrocarburos. Pero la marea baja impidió que la lancha, en la que se movilizaba con su equipo, pudiera regresar desde una isla hacia el puerto.

José Luis Jaramillo, entonces fiscal, fue parte de ese operativo. El viernes (15 de septiembre) contó que Salazar y el personal que ayudaba se quedaron sin agua ni comida en el mar. “Me sorprendió la respuesta que dio al ser rescatada por la Armada. Solamente dijo: ‘son gajes del oficio”.

Cuatro años después de ese episodio, ella se volvió un personaje emblemático de la Fiscalía en el combate de la corrupción. Desde mayo pasado coordina la reciente creada Unidad de Transparencia y Lucha contra la Corrupción.

Saltó a la esfera pública luego de que encontrara diez evidencias para procesar al vicepresidente Jorge Glas, en el ­caso Odebrecht.
Su carrera en esa institución comenzó hace 16 años, cuando aún era una estudiante de Derecho de la Universidad Central. Ahora tiene 36 años.

Durante su infancia, en su natal Ibarra, creció apegada a su madre, a quien considera su inspiración. Cuando tenía 16 años su familia se mudó a Quito. Estudió quinto y sexto cursos en el Colegio Fiscal Juan Montalvo. Hace tres años se casó, pero prefiere mantener la reserva sobre su pareja. Su deseo es enseñar a sus hijos a “trabajar honradamente” como lo hicieron sus padres.

Su primer cargo en la Fiscalía fue de asistente, lo que en esa época se conocía como amanuense. Corría el 2001 y la fiscal general era Mariana Yépez. Esa jurista buscaba gente joven, que se adaptara al cambio del modelo penal, del inquisitivo al acusatorio, que hoy se aplica en la justicia.

La fiscal, tras una diligencia en el caso Odebrecht. Foto: Archivo / EL COMERCIO

Durante cinco años se dedicó de lleno a su función de amanuense. Trabajaba de 08:00 a 16:00. Y una hora después entraba a la Universidad. A las 21:00 terminaba clases.

No siempre quiso especializarse en el área penal. Su deseo era convertirse en diplomática y ser embajadora. Tenía en mente estudiar Derecho Internacional, pero ahora tiene claro que su vocación es investigar delitos financieros.

“He descubierto lo complejo de estos actos; no son tan fáciles de investigar y quienes actúan detrás son los delincuentes de cuello blanco”.

En el 2006 ocupó el cargo de secretaria y en el 2011 se convirtió en fiscal. Su primer despacho estaba en el sur de Quito. Desde allí llevaba indagaciones por robos de celulares, estafas, lesiones, hurtos, etc.

El primer caso que dirigió lo perdió. Era un hecho de violencia contra la mujer. La víctima había vuelto con su pareja y en la audiencia lo negó todo.

El tiempo que lleva en la Fiscalía ha trabajado en indagaciones para desarticular redes de tráfico de drogas, de personas o de combustibles. Desde el 2016 dirige casos contra enriquecimiento ilícito y lavado.

Diana Salazar, durante su graduación en el colegio, en 1999. Foto: Cortesía

Ese año tomó el FIFAgate y procesó a Luis Chiriboga por lavado de activos. Eso le costó a él dejar la Federación Ecuatoriana de Fútbol y fue condenado a 10 años de cárcel.

Juan Carlos Machuca, abogado del exdirigente, cuestiona a la investigadora. “Creo que no es objetiva; en los juicios que nos hemos enfrentado pude ver mucho sesgo”.

Vivió uno de los momentos más complejos de su carrera durante su investigación en el caso de corrupción contra Luis Chiriboga. “Ahí dije no voy más. Me enfrenté a mucha presión. Dijeron que había perdido una prueba y no fue cierto. Pero lo que más me dolió es que me dijeran corrupta”.

Cuando relata este hecho, recuerda que antes de ser fiscal alguien intentó darle dinero. “Me puse a temblar. Ahí decidí que no era por allí el camino que quería tomar”.

A Carlos Pareja Cordero también lo acusó por lavado dentro del caso Petroecuador y él huyó a Perú. Ahora, su abogado, Alfonso Zambrano Pasquel, reconoce que pese a las controversias “ella actúa con argumentos y conoce la ley”.

Ahora dirige la investigación contra Juan Pablo Eljuri, un empresario vinculado con el Sai Bank, entidad que habría facilitado el ingreso de dinero de Odebrecht, que luego sirvió para pagar sobornos.

Dice que ahora siente más presión y cree que esta viene de abogados, del poder político y del económico, “que antes no podían ser tocados”.

Por eso, incluso debió cambiar de aspecto. Hace tres semanas dejó su moño y se soltó el cabello. No quiere ser reconocida fácilmente en la calle y hace más de un año tiene protección permanente.
El trabajo absorbe todo su tiempo. Duerme tres o cuatro horas. Dice que sus amigos son sus tres hermanos, a quienes por seguridad no identifica.

Su hermana mayor relata que pese a estar embarazada iba a los allanamientos que se hacían en las madrugadas. La última Nochebuena también trabajó. “Llegó al final de la cena, a la una de la mañana, cuando ya habíamos terminado. Así es ella y la apoyamos”.

Ricardo Sempértegui la conoce un año. Es su asistente y sabe que en el caso Odebrecht trabajaron 3 días seguidos, sin dormir y sin salir de la oficina.

Farith Simon, académico, asegura que es muy pronto para saber si la investigación de Salazar contribuyó para castigar a los cabecillas de esta red de corrupción. “Me preocupa que a Glas se lo procese por un delito leve y que solo lo identifique como un posible facilitador y no como autor”.

Datos:

Su familia. Nació el 5 de junio de 1981, en Ibarra. Casada y tiene una hija.

Sus estudios. Es doctora en Jurisprudencia
y abogada por la Universidad Central. Tiene una maestría en Derecho Procesal.

Formación. Es especialista en Derechos Humanos por la U. Andina y en Derecho Penal Económico por la Universidad de Castilla, en España.

Rectificación a pedido de Alfonso Zambrano Pasquel

Con respecto a la información publicada el 17 de septiembre, relacionada con el perfil de la doctora Diana Salazar, solicito la siguiente rectificación.

Soy abogado litigante y docente universitario con casi 40 años de ejercicio y con 41 libros publicados en el área de mi especialidad, y en esa calidad se me entrevistó, para que exprese mi opinión sobre la personalidad de una mujer joven que era materia de un perfil.

En la edición de mi referencia se menciona a mi defendido Carlos Alberto Benjamín Pareja Cordero, lo cual no era materia de la entrevista.

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