Las clavas, pelotas y aros vuelan a ritmo de murga, entre tambores y malabaristas, una de las artes de Samuel Chambers, un joven que rompía con la cotidianidad de Quito, el cabello castaño largo, el atuendo una larga túnica y patineta.
Cuando sus amigos y familiares hablan de él, sus miradas se enternecen y sus rostros se encogen entre la impotencia y la paz. El martes 7 de noviembre del 2017, un cadáver, sin cabeza, fue hallado en el bosque de Guápulo. En la morgue, el cuerpo fue identificado por un tatuaje: era Samuel, de 25 años.
Este 20 de noviembre, conversamos con amigos y allegados.
Carlos Sánchez, amigo de Samuel
Amigos y familiares piden justicia por la muerte de Samuel Chambers, en la Plaza Grande. Foto: Patricio Terán/EL COMERCIO
“Era una persona que siempre buscaba hacer el bien a la sociedad, a sus semejantes, luchaba con paz, con arte, con cultura, con respeto y era una persona muy prudente. Alguna vez pude compartir con él y con su perro cuando hacía malabares”.
“Su mirada como la de un ángel, las puertas del alma son los ojos y él siempre tuvo una mirada tan pacífica que no me explico cómo a alguien así le pudo pasar esto en la vida”.
Mariuxi Rosas, tía de Samuel:
Amigos y familiares piden justicia por la muerte de Samuel Chambers, en la Plaza Grande. Foto: Patricio Terán/EL COMERCIO
Mariuxi Rosas, tía de Samuel
“Desde niño era una persona buena, alegre y amante de los animales. Siempre quiso ser grande para cuidar a los animales, por eso su decisión de vivir solo en el campo, para tener más contacto con la naturaleza”.
“Lo recuerdo pintando, cantando salsa en los karaokes, cantaba Qué locura enamorarme de ti y Lluvia de Eddie Santiago. Lo recuerdo en su patineta, sonriendo, con un montón de ideas en su cabeza, lo recuerdo libre y feliz”.
Mota del colectivo PachaQueer:
Amigos y familiares piden justicia por la muerte de Samuel Chambers, en la Plaza Grande. Foto: David Landeta/EL COMERCIO
“Yo le conocí hace más de cinco años, los dos confluíamos en un espacio de libertad y de performance. Nosotros entablamos una hermandad, Samuel para mí es una persona que me enseñó y me compartió esa nobleza de su mirada, esa sencillez de su hablar, de su caminar, de su vestir”.
“Su mirada era siempre muy calma, muy tranquila es una de las pocas personas que he conocido que ha tenido esa tranquilidad en su corazón”.
Coca, del colectivo PachaQueer
Amigos y familiares piden justicia por la muerte de Samuel Chambers, en la Plaza Grande. Foto: David Landeta/EL COMERCIO
“Samuel era una persona llena de luz, con demasiada armonía con un sentimiento de no querer ser parte más de estas sociedades de consumo y capitalistas. Estaba muy preocupado por la Pacha Mama, por los animales, por la comunidad y por la colectividad”.