Larry Yumibanda. Colegio de Economistas del Guayas. Foto: Francisco Flores / EL COMERCIO
Debate
Así estamos
La recesión económica ha golpeado seriamente al país, afectando a la producción y al empleo. Como resultado del entorno internacional, especialmente, por la caída de los precios del petróleo, el terremoto y la aplicación del populismo macroeconómico por el Gobierno, con el objetivo de disminuir la desigualdad de ingresos entre los ecuatorianos, no consideró aspectos económicos claves. Por ejemplo: un Presupuesto del Estado sostenible y sustentable en el tiempo, estabilidad jurídica y de precios en el mercado interno, determinación de los salarios reales y acordes con la productividad empresarial, un equilibrio de la balanza comercial y una política de endeudamiento prudente con tasas de interés beneficiosas para el país. Eso está ocasionando que la costosa factura la esté pagando la mayoría de los ciudadanos.
Las cifras económicas lo demuestran. A diciembre del 2015, la Reserva Internacional de Libre Disponibilidad, los niveles de deuda pública (externa e interna) y el déficit de la Balanza Comercial se ubicaron en el 2,5, 32,7 y 2,2% del PIB, respectivamente. Esto complicaría el escenario económico para finales del 2016, en donde la recaudación tributaria disminuirá en el 1,5% del PIB, habrá un decrecimiento económico del 4,5%, una tasa de desempleo que bordearía el 8% y una inflación por debajo del 3,8%, debido principalmente a la caída del consumo privado de los ecuatorianos.
Las salidas
Es necesario que las autoridades del Gobierno den mensajes de certidumbre para que los agentes económicos puedan trabajar en un ambiente de confianza y de estabilidad jurídica, por lo que es importante establecer una moratoria de reformas tributarias, así como el anuncio por parte del Ejecutivo de retirar toda iniciativa sobre timbres cambiarios y de alza de impuestos a las herencias y a la plusvalía, hasta el próximo año.
Debe establecerse una disciplina fiscal que permita iniciar una campaña agresiva para depurar la calidad del gasto público, específicamente corriente que debe ser fijado en los términos del ingreso real del Presupuesto estatal; y que se complementaría con la eliminación o entrega en modalidad de concesión de las empresas públicas ineficientes.
Urge revisar el mecanismo de cobro del 5% del impuesto a la salida de divisas, que debe considerar exoneraciones para las nuevas inversiones en los sectores reales de la economía con plazos mayores a un año calendario. Hay que evaluar la aplicación del anticipo del impuesto a la renta, el mismo que debe flexibilizarse en concordancia con la realidad de la economía local y mundial.
Es importante considerar el mecanismo para la democratización del paquete accionario de las compañías de capital público (petroleras, telecomunicaciones, aerolínea, etc.) en aras de buscar la productividad de las administraciones y la maximización del rendimiento del capital accionario público y privado. La economía ecuatoriana debe abrirse al mundo, con el objetivo de impulsar las exportaciones no petroleras, y para ello se debe firmar Acuerdos de Libre Comercio con la Unión Europea, los EE.UU. y China; con ello, se garantizaría el ingreso de flujo de dólares que permita sostener en el tiempo la dolarización en el Ecuador.